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LA COMISIÓN CLÍNICA DEL PLAN NACIONAL DE DROGAS PRESENTA UN INFORME EN EL QUE SE SUBRAYAN LOS EFECTOS NEGATIVOS QUE EL CONSUMO DE ALCOHOL PUEDE ...

Salud General

La Comisión Clínica de la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas ha presentado el informe sobre los efectos del consumo de alcohol en la salud. En el acto, la Ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, ha estado acompañada por el Secretario General de Sanidad, José Martínez Olmos, la Delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, y Marta Torrens, miembro de la Comisión Clínica

En su intervención, la Ministra ha señalado la calidad científica y la independencia de este informe, cuyos autores, además de aportar su experiencia en este campo, han revisado más de 165 publicaciones y estudios internacionales sobre los efectos del alcohol en la salud. La Comisión Clínica se constituyó en mayo de 2005 como un órgano de apoyo y asesoramiento científico a la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas y está integrada por expertos de reconocido prestigio en el campo de la neurología, psiquiatría, drogodependencias, medicina legal, psicología clínica y salud pública. Hasta el momento, sus integrantes han realizado dos informes: el primero de ellos, sobre los efectos en la salud del consumo del cannabis, y el presentado hoy, sobre el alcohol.

El estudio analiza la situación del consumo de alcohol tanto en España como en Europa, las últimas investigaciones sobre sus efectos en el organismo, sus efectos sociales, la influencia de la publicidad y los mecanismos neurobiológicos que provocan una adicción. El informe se acompaña de una serie de recomendaciones para los profesionales de la salud encaminadas a mejorar la detección precoz de los problemas derivados de su consumo y el abordaje terapéutico. Además, incluye una estimación de los costes económicos globales del consumo de alcohol en España, que estarían en torno a los 3.800 millones de euros al año.

 

 

INCIDENCIA DEL CONSUMO DE ALCOHOL A NIVEL MUNDIAL

Según datos del “Informe sobre la salud en el mundo 2002” publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol es el tercer factor de riesgo para la salud de los ciudadanos en los países desarrollados, a corta distancia del tabaco y la hipertensión arterial. Su consumo está relacionado con el desarrollo de más de 60 enfermedades, entre las que cabe destacar diversos tipos de cáncer, así como enfermedades gastrointestinales, hepáticas, neurológicas y músculo-esqueléticas, entre otras.

Considerando estos trastornos en su conjunto, el consumo excesivo de alcohol es responsable del 6,8% de la carga de enfermedad en la Europa occidental; y, a escala mundial, del 9,2% 25 de los años de vida que se pierden. Se estima que en el año 2000 causó 1,8 millones de muertes, lo que equivale al 3,2%25 de los fallecimientos registrados en todo el mundo.

 

 

CONSUMO DE ALCOHOL EN ESPAÑA

Haciéndose eco de diversas fuentes y, en particular, de los resultados de la última “Encuesta domiciliaria sobre abuso de drogas en España 2005-2006”, el informe concluye que el alcohol sigue siendo la sustancia adictiva más consumida en España: más de tres cuartas partes (76,7%25) de la población de 15 a 64 años lo toman de manera esporádica, el 64,6%25 de forma habitual (durante el fin de semana) y el 14,9%,25 a diario.

En el grupo de jóvenes y adolescentes, y según la Encuesta Escolar 2004, el 81% de los estudiantes de 14 a 18 años había bebido alcohol en el último año y el 65,6%25, en el último mes. El consumo intenso (expresado como la frecuencia de borracheras en los últimos 30 días) es del 34,8%25. Es decir, uno de cada tres escolares de 14 a 18 años, unos 790.000, se había emborrachado al menos una vez en los 30 días previos a la entrevista. Este consumo intenso se suele producir con mayor frecuencia durante los fines de semana.

Por otra parte, el análisis comparativo de las dos últimas encuestas sobre drogas realizadas en España en la población escolar indica que el porcentaje de consumo de alcohol en los 30 días previos a la entrevista se ha incrementado en casi 10 puntos, pasando del 55%25 en 2002 al 64%25 en 2004. Además, la edad de comienzo es cada vez más temprana, situándose ya en 13,7 años. El consumo también está aumentando en las chicas, y se aprecia una fuerte tendencia a consumir alcohol junto a tabaco y otras drogas.

Estas cifras contrastan con lo que perciben y manifiestan los propios menores. Así, en el año 2004 sólo un 9% de los estudiantes de 14 a 18 años consideraba que bebía “bastante o mucho alcohol”, frente a un 51,6%25 que consideraba que bebía “poco o lo normal”. Además, en el conjunto de la población española de 15 a 64 años la percepción del riesgo disminuyó entre 1999 y 2003, tanto en lo que se refiere al consumo diario como en el de fin de semana, observándose un ligero ascenso en el 2005. En la encuesta escolar del 2004, se observa una relación inversa entre el riesgo percibido y la edad ya que, mientras el 53,6%25 de los estudiantes de 14 años manifiestan que el consumo de 5 ó 6 cañas o copas durante el fin de semana comporta un riesgo, sólo opinan así el 33%25 de los de 18 años. En conclusión, los menores tiene una percepción del riesgo asociado al consumo de alcohol muy baja, y éste es un dato preocupante ya que el riesgo percibido es uno de los indicadores que mejor predicen la evolución temporal de cualquier adicción.

A este respecto, el informe considera que un factor que influye significativamente en la adopción de estilos de vida, actitudes y decisiones de consumo de los jóvenes es la publicidad de bebidas alcohólicas, que ofrece una imagen positiva del consumo de alcohol asociado al ocio, la diversión y el éxito social.

 

 

CAMBIO EN LOS HÁBITOS DE CONSUMO

Uno de los factores relacionados con el incremento del consumo y con esta escasa percepción del riesgo es el cambio experimentado en los últimos años en los patrones de uso y abuso del alcohol. En primer lugar, han aumentado los estímulos para su consumo y, también, su disponibilidad. Por ejemplo, un 93,8%25 de los estudiantes de 14-18 años manifiesta que les resulta fácil o muy fácil conseguir bebidas alcohólicas. Además, ha variado no sólo la cantidad sino, también, el tipo de bebidas. En la actualidad, las bebidas de mayor consumo entre los menores durante los fines de semana son, con mucha diferencia, los combinados (incluyendo vino con refresco de cola): el 58,4%25 los había consumido algún fin de semana en el mes previo. En segundo lugar, se sitúa la cerveza (34,1%25) y, a continuación, con frecuencias de entre el 26 y el 28%25, los licores fuertes, el vino y los licores de fruta.

Según datos del informe “El alcohol en Europa”, presentado recientemente ante la Comisión Europea, uno de cada 8 (13%25) adolescentes de 15-16 años se ha embriagado más de 20 veces en su vida y más de 1 de cada 6 (18%25) ha incurrido en lo que se denomina “atracón de alcohol” tres o más veces en el último mes.

El “atracón” (consumir 5 o más bebidas alcohólicas en una sola ocasión o en un breve espacio de tiempo), junto a la temprana edad de inicio, los cambios en el perfil de consumo y la escasa conciencia de riesgo, son factores muy preocupantes por su gran impacto sobre la salud.

 

 

EFECTOS SOBRE LA SALUD

En cuanto a los efectos del alcohol sobre la salud, el informe recalca que el alcohol es una sustancia que afecta a todo el organismo, no precisándose de un consumo crónico e intenso, sino que los consumos agudos e intensos también producen alteraciones graves. Las evidencias clínicas indican la existencia de daños asociados a los nuevos patrones de consumo que predominan en los menores, es decir, consumos intensos e intermitentes de alcohol. Los principales resultados que aporta el informe sobre los efectos que el consumo de alcohol provoca sobre la salud son los siguientes:

Un aspecto importante es la adicción ocasionada por el alcohol debido a las alteraciones neurobiológicas que provoca. Se estima que el 10%25 de los bebedores la desarrolla y, de ellos, el 4%25 lo harán a los cinco años del inicio. Además, el informe recuerda que el consumo agudo de alcohol está a veces en la raíz de no pocos comportamientos violentos y situaciones que causan graves daños y lesiones: agresiones, violencia de género y accidentes de tráfico, domésticos y laborales.

Aparte de la intoxicación etílica aguda, los autores destacan otros efectos agudos que se pueden asociar al consumo intenso de alcohol, como el aumento de la tensión arterial, el accidente cerebrovascular agudo o el hemorrágico cerebral y la fibrilación auricular y ventricular. Estas arritmias han sido relacionadas con algunos casos de muerte súbita.

 

Otras manifestaciones clínicas ocasionadas por el consumo continuado de alcohol en dosis altas.- Este tipo de consumo puede ocasionar alteraciones a lo largo de todo el tubo digestivo, desde lesiones en la boca y faringe, a diversos trastornos esofágicos -incluido el cáncer-, gastritis, úlcera y cáncer de estómago, así como alteraciones de la absorción intestinal y episodios diarreicos que contribuyen a aumentar la malnutrición de estos pacientes. Además, es la causa más frecuente de pancreatitis aguda y crónica y de los casos de cirrosis, de hepatitis alcohólica o cáncer de hígado. El informe precisa que, si bien existe una cierta variabilidad, hay una correlación directa entre la cantidad de alcohol ingerido, la duración del consumo y el desarrollo de estas alteraciones.  

Además, el alcohol puede afectar al sistema nervioso central y periférico por diversos mecanismos. Entre las múltiples alteraciones que ocasiona, el informe destaca el síndrome de Wernicke-Korsakoff, la demencia y distintas formas de neuropatía. También señala un amplio número de trastornos mentales y alteraciones del comportamiento. Entre ellos, cabe citar episodios de pérdida de memoria, ansiedad, trastornos del sueño, cambios bruscos de humor, cuadros sicóticos como el delirium tremens, la alucinosis alcohólica y el llamado “trastorno delirante inducido por alcohol”. Por último, ocasiona un notable incremento del riesgo de suicidio, de modo que la probabilidad de suicidio es entre 60 y 120 veces mayor en alcohólicos que en la población general.

Además de estos efectos, los pacientes alcohólicos pueden presentar muchas alteraciones en casi todos los órganos y sistemas corporales. Baste citar, como trastornos más relevantes, las alteraciones en las tres series celulares de la sangre; enfermedades del aparato locomotor como la osteoporosis y los trastornos musculares; y diversas alteraciones endocrinas como atrofia testicular e infertilidad, feminización por aumento de los estrógenos plasmáticos en los varones, y amenorrea, aumento del riesgo de aborto espontáneo y esterilidad en las mujeres. Por último, los alcohólicos crónicos, debido a una suma de factores, tienen una alta prevalencia de infecciones víricas y bacterianas.

En cuanto a la relación entre alcohol y gestación, el etanol atraviesa la barrera placentaria, por lo que cualquier cantidad que ingiera la mujer embarazada supone un riesgo para el feto que puede dar lugar al denominado “síndrome alcohólico-fetal”. Al carecer de un tratamiento específico, la prevención es clave para evitarlo. 

 

Interacciones con medicamentos y otras drogas.- El alcohol provoca múltiples interacciones farmacológicas. Por un lado, modifica los efectos de muchos fármacos (potenciándolos en un sentido no deseado) y, a su vez, numerosos medicamentos pueden aumentar los efectos perniciosos del alcohol sobre el organismo. En este sentido, puede señalarse cómo se potencia la acción de medicamentos de amplio consumo entre la población como las benzodiazepinas, los barbitúricos, los hipnóticos, los antidepresivos o los antipsicóticos, pudiendo provocar graves intoxicaciones. De igual manera, fármacos tan conocidos como el paracetamol pueden ocasionar toxicidad hepática por interacciones debidas al consumo agudo de alcohol.

La interacción del alcohol con otras sustancias psicoactivas es un factor a tener en cuenta, sobre todo si se consume alcohol y cocaína al mismo tiempo, ya que esto aumenta además el riesgo de complicaciones cardiovasculares y conductas violentas.

 

Efectos en la salud de los jóvenes.- Muchas de estas alteraciones son más frecuentes e intensas en los jóvenes o en adultos que iniciaron el consumo a edades tempranas. La adolescencia es una etapa de máxima vulnerabilidad frente a las adicciones, puesto que los efectos nocivos de cualquier tóxico son más perjudiciales en un organismo en pleno proceso de desarrollo. El informe menciona como un hallazgo interesante y que, por su importancia, debe seguir siendo investigado con carácter prioritario, que el daño neuronal ocasionado por el alcohol es más intenso en los adolescentes, y que el etanol ejerce una fuerte influencia negativa sobre el proceso de desarrollo cerebral, todavía muy activo a estas edades, con las consecuencias que ello comporta en la capacidad de memoria y aprendizaje. Por tanto, los efectos sobre el sistema nervioso central son más pronunciados y tienen una mayor repercusión a largo plazo en quienes inician el consumo en la adolescencia, antes de que finalice la maduración cerebral.

La especial virulencia de los síntomas neurológicos ocasionados por el alcohol en los menores, en particular los trastornos de las funciones psicomotoras, así como la gran intensidad de sus efectos agudos en este grupo, relacionados al menos en parte con el actual perfil de consumo, están también en la raíz de un buen número de problemas sociales. Entre ellos, cabe destacar las alteraciones de las relaciones con la familia, los compañeros y los profesores, una importante merma del rendimiento escolar y algunas conductas agresivas que pueden ocasionar alteraciones del orden público. 

A este respecto, cabe señalar los datos de la encuesta escolar 2004, en la que un 30,5%25 de los estudiantes declararon haber sufrido algún problema o consecuencia negativa como resultado de consumir bebidas alcohólicas. Los más citados son: problemas de salud (12,8%25), riñas y discusiones u otro conflicto sin agresión (11,8%25), conflictos o discusiones con los padres o hermanos (10,2%25), problemas económicos (9,2%25) y agresiones físicas (6,8%25).

 

Alcohol, accidentes de tráfico y conductas de riesgo.- Por otra parte, el alcohol favorece la práctica de conductas de riesgo que originan múltiples accidentes de tráfico. Así, la probabilidad de fallecer en un accidente es cinco veces mayor entre los conductores y peatones que presentan una alcoholemia superior a 0.5 g/l, de forma que el consumo de alcohol está implicado en el 30-50%25 de los accidentes mortales, en el 20-40%25 de los accidentes con víctimas no mortales y en el 10-30%25 de los accidentes con daños materiales.

En los jóvenes, los datos son aún más contundentes. Se estima que el incremento del riesgo de sufrir un accidente mortal con alcoholemias de 0.8 g/l es máximo en la población de 16-17 años (165 veces) y también muy elevado en la de 18-19 años (70 veces).

Por último, el alcohol también favorece otro tipo de comportamientos de riesgo que dan lugar a contactos sexuales sin protección, causa frecuente de enfermedades de transmisión sexual y muchos embarazos no deseados.