Figura dos cabezas con hojas de árbol

El Bienestar Egoísta: ¿Tu Prioridad o la de los demás?

Silvia Escribano Cuerva

¿Qué significa realmente "bienestar"? Si te digo que ser egoísta podría ser el secreto para vivir mejor, ¿te sorprendería? El bienestar ha sido secuestrado por clichés de autoayuda, mindfulness y meditación para la paz interior. Pero ¿y si te dijera que hay otra manera de verlo? Una manera que pone tu ego en el centro, que reivindica tu derecho a pensar primero en ti antes que en los demás.

Lo que nadie te dice sobre el bienestar

Las nociones tradicionales de bienestar nos enseñan a ser solidarios, a pensar en la comunidad y a poner a los demás primero. Y sí, eso suena noble y digno, pero ¿dónde queda tu propio bienestar en todo eso? El problema con esta filosofía es que, con el tiempo, nos convertimos en seres agotados, emocionalmente drenados y desprovistos de la capacidad de cuidar de nosotros mismos.

El bienestar egoísta no es sobre olvidar a los demás, es sobre recordarte a ti mismo. Porque la verdad incómoda es esta: solo puedes dar a los demás cuando tienes suficiente para ti. Así que, ¿qué pasaría si el acto más altruista que podrías hacer fuera priorizar tu bienestar?

Ser egoísta: el acto más revolucionario

Sé que ser “egoísta” tiene mala fama. Nos lo han enseñado desde niños: "No pienses solo en ti", "Sé generoso", "Comparte". Claro, no estoy diciendo que debas ignorar a los demás por completo, pero quiero desafiar esa narrativa. En un mundo donde la autoexplotación se viste de productividad y la abnegación de virtud, ser egoísta es un acto radical.

Y aquí va la pregunta disruptiva: ¿Qué tan sano es no ser egoísta?

Te invito a pensar en todas esas veces en las que has dicho que sí a compromisos que no querías, solo para ser amable o para no decepcionar. O todas las veces que has sacrificado tu tiempo, tus proyectos o incluso tu bienestar emocional por cumplir expectativas ajenas. Ahora dime, ¿realmente vale la pena?

La verdad es que, para ser sinceros, no siempre vale la pena.

Bienestar egoísta ≠ ser insensible

Antes de que me malinterpretes, el bienestar egoísta no es desconsiderado ni cruel. No se trata de pisar a los demás para lograr tus objetivos, sino de poner límites saludables. Es, simplemente, priorizarte.

Cuidar tu salud física, mental y emocional no es un lujo ni un acto de egoísmo malicioso; es una estrategia de supervivencia. Porque, ¿cómo puedes esperar ayudar a otros si te estás descuidando?

Piénsalo de esta manera: si te desmoronas, todos los que dependen de ti también lo harán. Serás un apoyo débil y voluble. Ahora bien, si te fortaleces y haces de tu bienestar una prioridad, serás una fuente de energía positiva, no solo para ti, sino también para aquellos que te rodean.

¿Estás listo para cambiar el chip?

Imagínate despertar cada día sin sentir que llevas el peso del mundo sobre tus hombros. Levantarte y pensar primero en ti mismo antes de chequear los mensajes que los demás te han enviado, antes de resolver los problemas de otros.

Cómo empezar tu camino hacia el bienestar egoísta

Te propongo tres pasos para que empieces a practicar el bienestar egoísta:

  1. Revisa tus prioridades: Haz una lista de lo que realmente necesitas para estar bien. No hablo de lo que crees que otros esperan de ti, sino de lo que deseas para sentirte completo.
  2. Pon límites claros: ¿Cuántas veces has dicho "sí" a algo que no querías hacer? Aprende a decir "no" sin culpa. Establece límites que te permitan tener tiempo para ti.
  3. Reserva tiempo solo para ti: Haz algo que disfrutes sin que tenga que ser productivo. Este es tu espacio para recargar energías, para ser tú sin presiones.

El futuro del bienestar es egoísta

El bienestar egoísta no es una moda pasajera. Es una nueva manera de entender la vida y de hacer frente al mundo moderno. En lugar de agotarte intentando complacer a todos, invierte en ti. Es hora de hacer una pausa, pensar en lo que necesitas y darte el permiso de ser egoísta. Solo así podrás ser la mejor versión de ti mismo, no solo para ti, sino también para los demás.

Entonces, la pregunta final es: ¿estás listo para ser egoísta? Porque si no lo haces, alguien más siempre te exigirá más de lo que tienes para dar. Y esa, amigo mío, no es la manera de vivir.

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