Cuándo usarlos

Uso de los antibióticos

Salud General
Autor
Fraternidad-Muprespa

USO DE LOS ANTIBIÓTICOS
Por Margarita Barrigón


Antibióticos: Cuando pueden ayudar


 Existen muchos tipos de antibióticos: contra las bacterias, hongos o parásitos, en general son menos útiles contra los virus. Algunos medicamentos son eficaces contra varios organismos; a estos se les llama antibióticos de amplio espectro. Otros son eficaces solo contra unos cuantos organismos y se les llama antibióticos de espectro reducido. Los antibióticos de uso más común son los antibacteriales.

Cuando un hijo enferma, los padres se preocupan, aunque solo sea un resfriado y en el momento que hay fiebre se tiende a pensar en que la solución es un antibiótico. Pero actualmente la tendencia es considerar que los antibióticos no son siempre necesarios. ¿Por qué?

Ya desde el principio se percibió que a veces los antibióticos no eran  útiles para algunas infecciones. Esto era debido a que se creaban “resistencias”, que hacían ineficaz la utilización de los antibióticos para algunos microorganismos. Esto, en los últimos años se ha incrementado y el uso indiscriminado de antibióticos ha hecho que algunas bacterias se hayan hecho resistentes a muchos antibióticos y que no sean útiles para tratar esa infección.

 Por eso es importante utilizarlos sólo cuando sea estrictamente necesario para evitar la creación de cepas resistentes a los antibióticos y nos quedemos sin armas para las situaciones más graves. El procedimiento más eficaz para el control de las resistencias, es la prevención mediante el uso responsable de los mismos.
Un vistazo al pasado

Las enfermedades graves que alguna vez mataron a miles de jóvenes cada año han sido casi eliminadas en muchas partes del mundo, gracias al uso generalizado de vacunas infantiles.

De manera muy parecida, el descubrimiento de los medicamentos antimicrobianos o antibióticos fue uno de los logros médicos más significativos del siglo XX.
 
Los antibacteriales están diseñados específicamente para tratar las infecciones bacterianas. Miles de millones de bacterias microscópicas normalmente viven en la piel, el sistema digestivo, en nuestras bocas y gargantas. La mayoría son inofensivas para los humanos, pero algunas son patógenas (causan enfermedades) y pueden causar infecciones en los oídos, la garganta, la piel y otras partes del cuerpo. En la época previa a los antibióticos, a principios de 1900, las personas no tenían medicinas contra estos gérmenes comunes y como resultado, el sufrimiento humano era enorme.

Aunque el sistema inmune del cuerpo que combate enfermedades, muchas veces puede atacar exitosamente las infecciones bacterianas, a veces los gérmenes (microbios) son demasiado fuertes.

El surgimiento de la penicilina: Con el descubrimiento de la penicilina y el comienzo de la era de los antibióticos, las propias defensas del cuerpo ganaron un poderoso aliado.
 
En la década de 1920, el científico británico Alexander Fleming estaba trabajando en su laboratorio en el hospital St. Mary en Londres cuando casi por accidente, descubrió una sustancia de crecimiento natural que podía atacar a ciertas bacterias. En uno de sus experimentos en 1928, Fleming observó que colonias de la bacteria común Staphylococcus aureus habían sido agotadas o eliminadas por un moho que creció en el mismo plato o placa de Petri. Él determinó que el moho elaboraba una sustancia que podía disolver las bacterias. Llamó a esta sustancia penicilina, por el nombre del moho Penicillium que la produce. Fleming y otros realizaron una serie de experimentos en las 2 décadas siguientes usando penicilina que tomaron de los cultivos de moho y mostraron su capacidad de destruir bacterias infecciosas.

En poco tiempo, otros investigadores de Europa y Estados Unidos empezaron a recrear los experimentos de Fleming. Pudieron producir suficiente penicilina como para probarla en animales y luego en humanos. A partir de 1941, encontraron que incluso los niveles bajos de penicilina curaban infecciones muy graves y salvaban muchas vidas. Por sus descubrimientos, Alexander Fleming ganó el Premio Nobel de Fisiología y Medicina.

Las compañías farmacéuticas estaban muy interesadas en este descubrimiento y empezaron a producir penicilina para propósitos comerciales. Se usaba bastante para tratar a los soldados durante la Segunda Guerra Mundial, curando infecciones por heridas en el campo de batalla y neumonía. De mediados a finales de la década de 1940, se volvió ampliamente accesible para el público en general. Con el éxito de la penicilina, empezó la carrera para producir otros antibióticos. En la actualidad, nuestros  médicos pueden elegir entre docenas de antibióticos del mercado y se utilizan  en cantidades muy altas.

En resumen, la utilización indiscriminada de antibióticos no es ni buena, ni necesaria, hay que seguir las pautas fijadas por el facultativo, pero, importante, una vez iniciado un tratamiento con antibióticos hay que completar la pauta fijada por el especialista hasta finalizar el tratamiento.