Mitos y verdades sobre el cáncer

Todos vivimos con el temor a ingerir determinados alimentos y estar expuestos a determinados factores porque puedan ser potencialmente cancerígenos, pero a hay mucha confusión al respecto. A continuación os aclaramos las dudas:

MITOS:

• Alimentos quemados: siempre se ha dicho que quemar demasiado los alimentos eleva los carcinógenos, pero en realidad no existe ninguna prueba clara que muestre una relación directa entre quemar los alimentos y elevar el riesgo de sufrir cáncer.
   
• Los aparatos electrónicos: El uso de dispositivos electrónicos como móviles, microondas y ordenadores tampoco está relacionado con un mayor riesgo de padecer cáncer.
   
• Reutilizar botellas de plástico: También es falso, lo único por lo que no es recomendable su reutilización es porque favorece la proliferación de bacterias.
   
• El estreñimiento: Confirmado, tampoco está relacionado con un mayor riesgo de sufrir cáncer.
   
• Centrales e infraestructuras de alto voltaje: Siempre se han tomado medidas preventivas situando las viviendas y lugares públicos a una distancia mínima de estas torres de alta tensión. Sin embargo no hay estudios suficientes que demuestren que vivir sean zona de riesgo.

VERDADES:

• Los pescados ahumados: Carnes y pescados, sobre todo si se abusa.
   
• Las bebidas muy calientes: consumir bebidas muy calientes, pueden llegar a quemar el esófago y a la larga esto incrementar el riesgo de desarrollar un tumor.   
   
• La radiación: el personal que trabaja en compañías aéreas, los trabajadores de la industria atómica y los médicos de radiología, son grupos de riesgo y hay estudios que demuestran que tienen más probabilidades de padecer cáncer. 
   
• La contaminación: En las grandes ciudades, la contaminación es un factor de riesgo importante, que a corto plazo puede producir problemas cardiorrespiratorios y a largo plazo enfermedades crónicas y cáncer.
   
• La obesidad y la falta de ejercicio: La falta de ejercicio, la obesidad, el consumo de alcohol y  el tabaco, son dos factores directos que elevan las probabilidades de sufrir cáncer.