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La propagación internacional de enfermedades amenaza la salud, la economía y la seguridad

Cardiología
Autor
Organización Mundial de la Salud (OMS)

La seguridad sanitaria mundial depende más que nunca de la cooperación internacional y la voluntad de todos los países de actuar eficazmente para enfrentar las amenazas nuevas y emergentes. Éste es el mensaje claro del informe sobre la salud en el mundo de este año, titulado Un porvenir más seguro, que finaliza con las seis recomendaciones fundamentales siguientes para tener el nivel más alto de seguridad sanitaria mundial:

  • Aplicación plena del Reglamento Sanitario Internacional revisado (RSI 2005), por todos los países.
  • Cooperación mundial en las actividades de vigilancia y de alerta y respuesta ante brotes epidémicos.
  • Intercambio abierto de conocimientos, tecnología y material, incluidos virus y otras muestras de laboratorio, necesarios para optimizar la seguridad sanitaria mundial.
  • La responsabilidad mundial de fortalecer la capacidad de la infraestructura de salud pública de todos los países.
  • La colaboración estatal entre los diversos sectores.
  • Mayores recursos mundiales y nacionales para formación, vigilancia, capacidad de laboratorio, redes de respuesta y campañas de prevención.

En el mundo actual, cada vez más interconectado, aparecen a un ritmo sin precedentes nuevas enfermedades que en muchos casos pueden atravesar rápidamente fronteras y propagarse. Desde 1967 se han identificado al menos 39 agentes patógenos nuevos, entre ellos el VIH y los causantes de la fiebre hemorrágica del Ebola, la fiebre de Marburgo y el SRAS. Otras amenazas existentes desde hace siglos, como gripes pandémicas, paludismo y tuberculosis, siguen amenazando la salud debido a una combinación de mutaciones, resistencia creciente a los medicamentos antimicrobianos y sistemas de salud frágiles.

"La presente vulnerabilidad general a estas amenazas exige solidaridad mundial para mejorar la seguridad" señaló la Dra. Margaret Chan, Directora General de la Organización Mundial de la Salud (OMS). "La seguridad sanitaria internacional es una aspiración colectiva y una responsabilidad recíproca. Las nuevas consignas son: diplomacia, cooperación, transparencia y preparación."

Es evidente que la respuesta a los brotes de enfermedades infecciosas requiere solidaridad mundial. Este mes, la OMS ha participado de cerca en la respuesta a un brote de fiebre de Marburgo en Uganda. Junto con otros miembros de la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos (GOARN), entre ellos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos, Médecins sans Frontières, el Instituto de Investigaciones Virales de Uganda, la Red Africana de Actividades Prácticas de Epidemiología y ONG locales, la OMS está apoyando al Ministerio de Salud de ese país para fortalecer la vigilancia activa, la localización de contactos, el control de infecciones, la logística y actividades de movilización social con la finalidad de contener el brote.

El equipo está estudiando atentamente las condiciones de transmisión inicial, con la esperanza de conocer mejor los reservorios naturales del virus y su forma de transmisión a los seres humanos y de fortalecer la capacidad para predecir y prevenir brotes futuros.

La OMS y sus asociados participan estrechamente en la respuesta mundial a la gripe aviar por H5N1; se han registrado grandes brotes de ésta en aves de corral y al menos 308 defunciones humanas desde 1997, cuando se aisló por primera vez su agente causal en seres humanos.

En este informe sobre la salud en el mundo se relata la historia de las actividades encaminadas a contener las enfermedades infecciosas (incluidas la peste, el cólera y la viruela). Se describe la evolución de las actividades de vigilancia de brotes y respuesta desplegadas por asociaciones internacionales de organismos e instituciones técnicas entre las cuales figuran la Red Mundial de Alerta y Respuesta ante Brotes Epidémicos (GOARN), el sistema de alerta y respuesta ante incidentes químicos y de salud ambiental y la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis; esta última respalda la vigilancia de muchas otras enfermedades prevenibles mediante vacunación.

El informe revela cómo y por qué las enfermedades amenazan cada vez más la seguridad sanitaria mundial. Un factor determinante es la movilidad intensa y rápida de la población. Las compañías aéreas transportan a más de 2000 millones de pasajeros por año, y de esa manera las personas y sus enfermedades pueden ir de un país a otro en algunas horas. Las posibles repercusiones sanitarias y económicas se observaron claramente en 2003 con el SRAS, que costó a los países asiáticos unos US$ 60 000 millones en gastos brutos y pérdidas empresariales.

El informe describe algunos de los factores humanos de la inseguridad sanitaria, a saber:

  • inversiones insuficientes en la salud pública por un sentido falso de seguridad ante una ausencia de brotes de enfermedades infecciosas;
  • cambios inesperados de políticas, como la decisión de detener temporalmente la inmunización en Nigeria que condujo a la reaparición de casos de poliomielitis;
  • situaciones de conflicto que dan lugar a migraciones forzadas y hacinamiento, falta de higiene y empobrecimiento y con ello aumentan el riesgo de epidemias;
  • la evolución microbiana y la resistencia a los antibióticos; y
  • amenazas asociadas a la cría de animales y al procesamiento de alimentos, entre ellas la forma humana de la encefalopatía espongiforme bovina (EEB) y el virus de Nipah.

La amenaza sanitaria más temida actualmente es la de una gripe pandémica. El informe presenta el plan de acción estratégica de la OMS para responder a una pandemia y señala a la atención la necesidad de fortalecer los sistemas de salud y de mantener una vigilancia continua para controlar los riesgos y las consecuencias de la propagación internacional de la poliomielitis y de la nueva cepa de tuberculosis extremadamente farmacorresistente. También han surgido nuevas amenazas para la salud asociadas a posibles ataques terroristas, incidentes químicos y accidentes radionucleares.

El Reglamento Sanitario Internacional revisado (2005) se basa en la premisa de que ningún país puede proteger totalmente a su población por sí solo o con los meros controles fronterizos tradicionales. El RSI 2005 es un conjunto de reglas que establecen la manera en que los países deben evaluar las posibles emergencias de salud pública de importancia internacional e informar a la OMS al respecto. Las definiciones de "riesgo para la salud pública", "enfermedad" y "evento" son amplias para que el Reglamento abarque los riesgos asociados a la liberación accidental o intencional de agentes patógenos o material químico o radionuclear.

Desde la entrada en vigor del RSI 2005, casi la totalidad de los 193 Estados Miembros de la OMS han establecido sus respectivos Centros Nacionales de Enlace para el RSI y el número de estos últimos asciende ya a 179. Desde entonces la OMS ha recibido regularmente notificaciones de eventos sanitarios y ello ha permitido evaluar los riesgos conjuntamente con el Estado notificante e intercambiar en tiempo real información con otros Estados Miembros.