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EL HOSPITAL GREGORIO MARAÑÓN REALIZA EL PRIMER ESTUDIO MUNDIAL DEL INFARTO EN PACIENTES MUY ANCIANOS

Salud General

Han participado 100 pacientes infartados de entre 89 y 98 años de edad

El tratamiento más adecuado para estos pacientes podría ser la administración única de heparina y aspirina

 

Cardiólogos del Hospital Universitario Gregorio Marañón de la Comunidad de Madrid han realizado el primer estudio en el mundo sobre el manejo y la ubicación de pacientes muy ancianos con infarto agudo de miocardio para proporcionarles la mejor asistencia sanitaria posible. En el estudio, que se ha realizado íntegramente en el Hospital Gregorio Marañón entre 1998 y 2004, han participado 100 pacientes de entre 89 y 98 años de edad con un infarto agudo de miocardio, con el objetivo de estudiar el manejo del infarto en pacientes muy ancianos, determinar su pronóstico y los factores que lo condicionan para adecuar su asistencia sanitaria.

 

Se trata de la primera investigación mundial que tiene en cuenta a este sector de la población, dado que los ensayos clínicos sobre infartos en ancianos suelen excluir a pacientes de edad tan avanzada, centrándose en pacientes de en torno a 65 o 75 años.

 

Este trabajo ha sido merecedor de varios premios nacionales e internacionales, como el del grupo de trabajo de Farmacología de la Sociedad Europea de Cardiología, y ha sido publicado en revistas científicas como el American Journal of Cadiology  Heart.

 

Uno de los aspectos que trata el estudio es el manejo del infarto en este sector de la población y, en sus conclusiones, se destaca que el tratamiento más adecuado para estos pacientes, que podría ser considerado conservador en pacientes más jóvenes, consiste en la administración única de heparina y aspirina como fármacos que faciliten la disolución del trombo coronario, dado que tiene menos efectos secundarios que otros tratamientos habituales en los infartos de miocardio.

 

En cambio, el estudio determina que el uso de fibrinolíticos, fármacos que se usan por vía intravenosa para disolver los trombos coronarios, no resulta aconsejable en pacientes por encima de los 89 años porque se producen más roturas cardiacas por lo que, incluso, pudiera resultar perjudicial. La angioplastia, otra forma de abordaje del infarto de miocardio consistente en ensanchar las arterias obstruidas por medio de un cateterismo, también habitual en pacientes más jóvenes, resulta más recomendable que la fibrinolisis, si bien tampoco está exenta de posibles efectos secundarios en pacientes nonagenarios.

 

Mejor en hospitalización convencional

 

El otro aspecto destacado del estudio se basa en la ubicación de estos pacientes una vez que ingresan en un centro hospitalario. Los investigadores han llegado a la conclusión de que, salvo causas concretas, no parece aconsejable su ingreso en unidades de cuidados intensivos o de agudos por un mayor riesgo a contraer neumonías nosocomiales (infecciones hospitalarias) y por su tendencia a tener episodios de confusión y desorientación. La alternativa que sugiere el estudio es su ingreso en unidades convencionales de hospitalización.

 

Disponer de unas pautas que permitan mejorar la atención a pacientes tan mayores es el objetivo principal del estudio ya que la prevalencia de la cardiopatía isquémica o enfermedad coronaria aumenta exponencialmente con la edad, y en los pacientes a partir de los 90 años de edad se aproxima al 50%25. Por su parte, la tasa de infartos por cien mil habitantes en España está en torno a 200, pero esta cifra se triplica en los pacientes mayores de 90 años.

 

El hecho de que la población está envejeciendo y que la esperanza de vida de la población española aumente, siendo una de las más altas del mundo, propicia que cada vez sea más frecuente el número de hospitalizaciones de personas ancianas con un infarto, habida cuenta que las posibilidades de tenerlo aumentan con la edad