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REAL EXPEDICIÓN FILANTROPICA DE LA VACUNA (1803-1806)

Salud General
Autor
Fraternidad-Muprespa

Por Margarita Barrigón.

 

 

En 1796, momento de mayor extensión de la viruela en Europa, Edward Jenner, médico inglés, observó que las lecheras adquirían ocasionalmente una especie de “viruela de vaca” o “viruela vacuna” (cowpox) por el contacto continuado con estos animales al ordeñarlos, y que era una variante leve de la mortífera viruela «humana» contra la que quedaban así inmunizadas. Jenner tomó suero de esta vacuna y consiguió inocular a James Philips, un niño de 8 años. El pequeño mostró síntomas de la infección de “viruela vacuna” pero mucho más leve y no murió. El resto de los niños inoculados respondieron sorprendentemente bien.

Jenner publica finalmente sus trabajos en 1798 y ya en diciembre de 1800, la vacuna había llegado a España, de la mano del doctor Francesc Piguillem y Verdacer. Tanta celeridad, en un tiempo en que las noticias viajaban a caballo o en barco de vela, da una imagen de la gravedad de los hechos.

Cinco años después de la publicación de este descubrimiento, en 1803, el Rey de España aconsejado por su médico de corte Balmis, mandó organizar una expedición para extender la vacuna a todos los dominios de Ultramar.

Uno de los principales problemas que se presentaron a la hora de idear la expedición fue cómo conseguir que la vacuna resistiese todo el trayecto en perfecto estado. La solución se le ocurrió al mismo Balmis: llevar en el viaje a un número de niños, e ir pasando cada cierto tiempo la vacuna de uno a otro, mediante el contacto de las heridas. Debían ser niños pues los adultos no eran aptos para esta empresa, ya que muchos habían padecido la viruela y no eran receptivos.

La operación se comenzó con el flete del navío María Pita que llevaba a 22 niños huérfanos (de entre 8 y 10 años). A los niños se les inoculó la vacuna de dos en dos sucesivamente en su cuerpo para transportar la vacuna. En el barco viajaban Balmis, un prestigioso cirujano; dos médicos asistentes, dos prácticos, tres enfermeras y la rectora del orfanato Casa de Expósitos de La Coruña Isabel Sendales y Gómez.

Se puede entender globalmente como “una caravana infantil con rumbo al Nuevo Mundo para transportar la vacuna y prevenir las epidemias de viruelas. Dando como resultado uno de los viajes más extraños que tiene como protagonista a la medicina y a la ciencia en el siglo XIX”.

El barco llevaba instrumental quirúrgico e instrumentos científicos, así como la traducción del Tratado práctico e histórico de la vacuna, de Louis-Jacques Moreau de la Sarthe, para ser distribuido por las comisiones de vacunación que se fundaran.

El objetivo era triple: difundir la vacuna en los países de ultramar, instruir a los médicos y personas interesadas por esta cuestión en las poblaciones visitadas, y crear las juntas de vacunación encargadas de conservar fluido vacuno activo.

El María Pita sale de La Coruña el 30 de noviembre de 1803, y tras una escala en Canarias que aprovechó para realizar vacunaciones, llega a Puerto Rico en febrero de 1804 de dónde pasa a Venezuela, y  una vez en allí se dividió de forma que finalmente consiguió llegar a Venezuela, donde se divide, una dirigida por el Salvany se dirige a Bogotá Perú y Buenos Aires, muriendo Salvany en Arequipa en 1808.

Balmis se dirige a Cuba y México. En febrero de 1805 Balmis deja América y se dirige a Filipinas y China. En junio de 1806 Balmis llega a la isla de Santa Elena y de allí a Lisboa y Madrid.

Finaliza así la primera acción humanitaria de ámbito universal que se realizó en el mundo.