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ICTUS: El infarto cerebral

Salud General
Autor
Fraternidad-Muprespa

El ictus es un problema muy frecuente de salud que se produce por un conjunto de enfermedades que afectan a los vasos sanguíneos que van al cerebro. También se les conoce más comúnmente como embolias o accidentes cerebrovasculares (ACV), es el equivalente de un infarto al corazón en el cerebro.

Se producen de repente y según la gravedad de las secuelas llegan a ser muy incapacitantes e incluso mortal.

De hecho, es la primera causa de discapacidad grave en las personas adultas.

Es más frecuente en mujeres, no obstante es la primera causa de muerte en el género femenino, siendo la segunda causa de muerte más habitual en España.

La incidencia es de 1 por cada 6 individuos, y a pesar de esta alta prevalencia, las causas no están claras.

            

Tipos de ictus:

  1. Hemorrágicos: cuando se rompe una vena o arteria.
  2. Isquémicos o infartos cerebrales: cuando hay un coágulo que obstruye la vena.

                                       

En nuestro país, el ictus afecta cada año a unas 130.000 personas, de las cuales 80.000 fallecen o quedan con alguna discapacidad. Más de 300.000 españoles presentan alguna limitación en su capacidad funcional, tras haber sufrido un ictus. Y, desde el punto de vista económico, el ictus supone entre el 7% y el 10% del gasto sanitario.

Es más común en personas de más de 65 años, si bien es cierto que cada vez se registran más casos entre adultos jóvenes, debido a los hábitos de vida incorrectos e insanos que adoptan.

Lo más importante respecto al ictus es la detección precoz, para suministrar de este modo el tratamiento adecuado lo antes posible y así reducir al máximo sus secuelas y la mortalidad. Las tres primeras horas desde el inicio de los síntomas son clave, si no se administra el tramiento en este intervalo, ya no será eficaz.

         

Son seis las señales de alarma del ictus:

  1. Pérdida de fuerza en la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo, de inicio brusco.
  2. Trastornos de la sensibilidad, sensación de “acorchamiento u hormigueo” de la cara, brazo y/o pierna de un lado del cuerpo, de inicio brusco.
  3. Pérdida súbita de la visión parcial o total, en uno o ambos ojos.
  4. Alteración repentina del habla, dificultad para expresarse, lenguaje que nos cuesta articular y ser entendido por quien lo escucha.
  5. Dolor de cabeza de inicio súbito, de intensidad inhabitual y sin causa aparente.
  6. Sensación de vértigo intenso, inestabilidad, desequilibrio o caídas bruscas inexplicadas, si se acompañan de cualquiera de los síntomas descritos con anterioridad.

 

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